miércoles, 29 de julio de 2009

17. No God Only Religion.

Y sí. Noches así sólo son para ponerse los audífonos, el Ladies And Gentlement We Are Floating In Space de Spiritualized y tirarse en la cama.

miércoles, 15 de julio de 2009

16. Days of the Broken Arrows.

Ya lo dijo Gómez Vargas: cuando la vida sea un lío, ve a la biografía. A tu biografía.

Survival kit para estos días, señor Allen:

Los Undertones. The Majestics, (I Love Her So Much) It Hurts Me, la mejor canción de amor de todos los tiempos. Alphaville, une étrange avénture de Lemmy Caution. Kaliman. Pharoah Sanders, The Creator Has A Masterplan. James Brown. Lionel Messi en el FCB, el 2-6, el 4-1, el 2-0. My Bloody Valentine. Hunter S. Thompson. France Gall y su flequillo. Daddy de Loup Durand. Pavement, Painted Soldiers. Hal Ashby, especialmente Harold and Maude y Being There. Peter Sellers. La comida china de los miércoles. Los Beatles en A Hard Day's Night. Pattie Boyd en A Hard Day's Night. Edie Sedgwick. Azie Lawrence, Pempelem. Top Gear. Los Del-Shapiros. Young Frankenstein de Mel Brooks. Los Sugus. Betty Davis. Audrey Hepburn en Charade. Los hermanos French disertando torpemente, pero con fervor, sobre sus cult films preferidos. Té de limón. Anna Karina en Une femme est une femme. The Idle Race.

Y mi sombrero pork-pie. Y una sombrilla y mis peores zapatos, por si llueve.

domingo, 12 de julio de 2009

15. Sunday Morning.

Quant me llamó por la mañana. Yo tenía resaca, qué raro, y lo digo en serio. Qué raro. No es otro sarcasmo. Tengo un buen estómago como para comer lo que prepara Don Gato en el bar, para disfrutar a Herschell Gordon Lewis y para despertar sin resaca los domingos. Y hay sábados en los que, cuando se reúne el Clan, bebemos como si la cerveza del mundo fuese a terminarse. La cerveza oscura del mundo, claro está. Black is always better.

Tengo mi propia técnica evita-resacas. Pero no pienso decírtela y menos aquí. Sunday morning, praise the dawning.

No es el punto, de todos modos. Decía que Quant me llamó por la mañana. Ella sí tenía resaca. Me llamó para decirme que se había olvidado la cartera en el bar o la había perdido en el transcurso de la noche. El dinero, como sea, lo iba a perder de una o de otra manera, dijo, pero la foto del Zinedine (¿por qué siempre me gustan los enclenques calvos? solía decir) esa sí que me da rabia perderla. Y la pick del guitarrista de Los Sugus iba allí, también.

Calma que llamamos al bar y preguntamos a Don Gato, le dije. Si se quedó allí, él la habrá guardado. Si no está en el bar, estamos en problemas. ¿Por qué cargabas la pick del guitarrista de Los Sugus en la cartera si siempre estás perdiéndola y dejándola en lugares? No es la primera vez. Como sea, mejor duerme un rato más, Quant, descansas la resaca, desayunas bastante y luego llamas. No te hace nada bien preocuparte ahora.

Pero no, Quant insistió. No podía dejar perderse la foto del Zinedine (como si no lo viese cada fin de semana, la muy bestia) ni la pick del guitarrista de Los Sugus. Es que quién podría perder tal pedazo de memorabilia, Quant. No puedes perderla. Los Sugus hicieron la mejor versión de Bad Little Woman en toda la historia y un EP de putamadre y vestían muy bien y lástima que nunca más se supo de ellos y sólo los viste tres veces en vivo y hasta te besaste con el guitarrista de Los Sugus en el Shapiro -aquellas noches de Shapiro, qué buen local- y a mi me parece, Quant, que te haría bien dormir y dejar dormir. Para tranquilizarla le digo que estoy casi seguro que se quedó en el bar. Estoy casi seguro que no se quedó en el bar.

Capaz que la tiene alguien más del Clan, Quant. No sé, no creo, dice ella con un más sueño que resignación. Casi puedo escuchar un bostezo. Toma un poco de paracetamol, duerme bien cobijada un rato más y por la tarde buscamos tu cartera. Venga. Hit the road, Quant. Que yo haré lo mismo: paracetamol, almohada y cobija. Y agua, un buen trago. Todo lo que hago es beber...

Colgué el teléfono. Me tomé un par de pastillas blancas (canallas), bebí un litro completo de naranjada caliente y me metí a la cama, de nuevo. Soñé con Los Sugus, con su baterista clon de Françoise Hardy pero siempre vestida de negro y blanco y cómo nunca pude atrapar ni un solo drumstick que lanzó y de todas maneras un drumstick no cabe en una cartera y la portada DIY del EP sin nombre de los Sugus y cómo hicieron para lanzarlo en vinilo si eran una banda de la ciudad, de esta ciudad, tan terrible tan ciudad y cómo soportaba la Françoise Hardy two-tone vivir aquí si ella pertenecía a París y cuánta sed y por qué nunca hicieron Los Sugus versiones de los Flamin' Groovies. The fool.

Desperté por la tarde. Revisé los bolsillos de mis 501. Ahí estaba la cartera de Quant. La foto del Zinedine, claro. La pick del guitarrista de Los Sugus, también. Lo que no estaba era mi cartera. Ni mi dinero. Ni mi tarjeta del videoclub. Ni el teléfono aquel al que nunca hablé porque soy un fuckin' yellow. Carajo. Ahora soy yo el que tiene que preocuparse.

Lo bueno es que un drumstick no cabe en una cartera.

martes, 7 de julio de 2009

14. Staying Out For The Summer?

-Verano de mierda.

Como todos, chaval. Como todos. Desde aquellos veranos pubertos, imberbes e inocentes, ya no hay nada. Nada.

No digo nada nuevo si te lo digo. Tú también lo sabes. Esos buenos días ya pasaron. Ya no creces a la par que las chicas, esa gran novedad, ni descubres que sientes cosas nuevas, ni escucharás a Primal Scream por primera vez nunca más. Qué envidia tengo de ese niño sin criterio ni pudor que tuvo que detenerse cuando escuchó Movin' On Up la primera vez. Es que, ya sabes, las primeras veces te marcan. Ya dijiste. Y cuando menos lo esperas -lo siento, John Hassall- ya perdiste tu sense of wonder y estás trabajando para The Man o, peor, te conviertes en The Man...

Como sea, ya no hay veranos así. Antes incluso el calor era bueno. No importaba. Si hacía calor nos íbamos a la piscina a ver cuerpos y a tirarnos de cabeza, el sol nos tiraba la piel y la reponíamos con un baño frío, escuchando en la radio algo del This is Hardcore o a los Beatles y los Stones (who made it good to be alone) en radio oldies, qué más daba, el punto era escuchar, escuchar, escuchar, cantar. Nada del otro mundo. Y se era más o menos feliz. Luego vendrían los golpes, de todo tipo, el punk y los raros peinados nuevos, los pantalones baggy, los estrechos, los más estrechos. Pero en esos veranos no importaba. Lo bueno es que jugamos rayuela como si se nos fuesen a acabar los buenos tiempos.

Bueno, ya. Tampoco es para tanto. Sólo es que no soporto caminar bajo el sol. Este sol.

-Verano de mierda.